miércoles, 14 de abril de 2010

Dormir Vs. Despertar.




Con más frecuencia de la que me gustaría tengo pensamientos absurdos. El problema no es este, el problema es tener la necesidad de dejarlos plasmados en algún sitio. Algo así como no sólo tenerla chiquita, sino sentir la necesidad de hacerlo público a la mínima ocasión.


En una de estas pensaba yo en por qué, POR QUÉ dormir tiene que ser tan lindo. Por qué madrugar es tan fácil pensándolo la noche antes, y es tan dificil cuando suena el despertador. Desarrollando mi pensamiento mientras me rascaba la cabeza acababa en la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si las personas no dumiéramos?

Jornadas laborales de 100 horas a la semana por lo que la economía se dispraría y la producción sería desorbitada con lo que los coches volarían y nuestra vida se parecería más a la de Futurama que lo que es ahora, sustitución de la palabra "despertador" por la de "reloj de mesa", la no posibilidad de hacerte fan en Facebook de "a mi también me encanta dormir acompañado", "5 minutos más y me despierto" o "último capítulo y me voy a dormir", obesidad disparada al existir siete comidas diarias.
Aumento de las relaciones intimas entre parejas, lo que desembocaria en una natalidad más pronunciada.
Viajes de jovenes al extranjero más frecuentes al no tener que alquilar hostales para dormir y poder hacer en tres días lo que harían en seis, lo que traeria una mortalidad juvenil más pronunciada, y natalidad más pronunciada.
Bienes hoy casi necesarios relegados a ser desconocidos: café, colchones, almohadas, etc. Y, logicamente la inexistencia de los somníferos.

Era ya tarde cuando tirado en la cama me tocaba poner el despertador para, al otro dia aprovechar el dia desde temprano, y cumplir con algunas tareas aplazadas.
¿A qué hora sería eso?, empezaba entonces un diálogo conmigo mismo:
- a ver, si quiero estar allí a las diez debería salir de aquí a las nueve por lo que me puedo levantar a las ocho y media.
- ¿Ocho y media? Bueno eso si no me ducho... No, deberia ducharme...
- Una ducha rápida, ocho y cuarto.

Pongo el despertador lejos para tener que levantarme para apagarlo. Me acuesto a las cuatro de la madrugada. Suena el despertador a las ocho de la mañana, me incorporo de un salto y empiezo, cuatro horas después, otra conversación:

- ¿QUÉ? ¿DON...? ¿CÓMO? ¿¿Qué pasa??
- ¿¿¿Que ya son las ocho??? La puta madre! No puede ser!!!
- Bueno, lavarme los sobacos con jabón en vez de una ducha me puede dar quince minutos más de sueño.
- sí, quince minutos.

Quince minutos más tarde la habitación vuelve a vibrar alterada por ese odioso sonido:

- Fuufffffffffffffffffff.
- NOOO NONONONOOOO! NO PUEDE SEEERRR... Ya no tengo excusas...
- Me tengo que levantar ya.
- De todas formas ¿no era tan importante que fuera a estas horas de la mañana no?
- Quiero decir...

Tres horas más tarde me despertaba con un sentimiento de culpa que no me cabía dentro del cuerpo...

Esto podría ser algo así como el resumen de mi vida.

Me asusta mucho.

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